El FC Barcelona ha ganado este miércoles al Sporting Clube de Portugal (0-1) en el José Alvalade, en la segunda jornada de la fase de grupos de la Liga de Campeones, para situarse líder del grupo y coger confianza tras imponerse en una ardua batalla en la que los lisboetas plantaron cara y que se llevaron los blaugranas con algo de fortuna, por un autogol local, y dominio en forma de posesión.

La guerra táctica entre Jorge Jesus y Ernesto Valverde quedó en tablas, y sólo la mala suerte del gol en propia meta de Sebastián Coates rompió el equilibrio en el marcador. Quizá el Barça buscó más el triunfo y tuvo mejores ocasiones, no demasiadas, y en una de ellas se topó con ese autogol que le permite sumar 6 puntos y alzarse a lo alto de la tabla para ganar tranquilidad.

El Sporting de Portugal tuvo sus mejores ocasiones en el último cuarto de hora de juego, cuando estiró sus líneas y antes de que el Barça se refrescara con la entrada de Paulinho o André Gomes. Oxígeno en el centro del campo para recuperar un control del juego que había tenido durante todo el partido y que parecía escaparse por momentos.

De hecho, Marc-André Ter Stegen estuvo providencial para detener un mano a mano a Bruno Fernandes. Una buena jugada del Sporting por la banda izquierda y un gesto de calidad de Bas Dost dejándola a un lado para la llegada libre de marca de Bruno Fernandes no acabó en gol gracias al bloqueo del portero alemán del Barça, que salvó a su equipo del empate.

Fue la ocasión más clara de un Sporting que no dio la espalda al partido, pero se topó con un Barça bien colocado que supo aguantar la iniciativa. Con Piqué y Umtiti autoritarios atrás, y el centro del campo amarrando el balón, el Barça vio pasar los minutos sin buscar tampoco el área contraria. Un disparo de Suárez en el minuto 66 fue la última ocasión clara de los de Valverde, más prodigados en ataque en la primera parte.

El uruguayo fue protagonista sin quererlo en la jugada del gol. A los cuatro minutos de la reanudación, una falta innecesaria de Acuña en campo propio propició el gol del Barça. Messi botó la falta y tras una carambola imposible de seguir en directo el balón acabó en el fondo de la portería de Rui Patrício. Pese a que Suárez celebró el gol, fue su compatriota Sebastián Coates el último en tocar el balón.

Con Sergi Roberto como falso extremo derecho acompañando a Messi y Suárez, y Nelson Semedo y Jordi Alba corriendo las bandas arriba y abajo, la versión más trabajadora y currante del Barça sirvió para asaltar el José Alvalade. El Barça llega al doble duelo contra el Olympiacos con dos triunfos de dos posibles y la confirmación de que puede salir airoso ante un equipo serio, compacto, ofensivo y con 50.000 almas detrás animando sin cesar.

Vía: ECODIARIO