Aparte de repasar la trayectoria deportiva de Michael Jordan y los Chicago Bulls desde 1984 hasta 1998, The Last Dance está dando mucho más de sí por otros temas extradeportivos. En el último capítulo se pudo ver a Jordan explicando a sus compañeros cómo cuando llegó a la NBA las cosas se veían de una manera muy distinta respecto al alcohol y la bebida. Estando en el vestuario después de un entrenamiento, Jordan, Pippen y Harper están bebiendo una cerveza. Pippen no parece demasiado cómodo con que la cámara les esté grabando en ese momento, pero a Jordan y Harper parece importarles bastante menos. Es entonces cuando el número 23 les cuenta la historia.

«Hace diez años podías ver a la mitad de los hermanos bebiendo. ¡En el descanso! Cuando llegué al equipo bebían cerveza y fumaban en el vestuario. ¿Y sabéis qué? Eran los entrenadores quienes les daban los cigarrillos».

Sin embargo, esta anécdota resulta bastante inocente si se compara con la que recordó en el primer capítulo de la serie documental, cuando entró en una habitación del hotel de concentración donde estaba la mayoría de la plantilla consumiendo cocaína y en compañía de mujeres. Fue en ese año de 1984 cuando la NBA decidió implementar una nueva política antidrogas, ante el creciente consumo por parte de los jugadores de sustancias estupefacientes. En concreto, la cocaína era la preferida, y se estima que en 1980 entre el 40% y el 75% de los jugadores de la liga la consumían. Unas cifras similares a las que se manejan hoy en día con la marihuana.