Salah celebra su gol con sus compañeros.

No fue un partido muy atractivo pero si muy intenso en el estadio Wanda Metropolitano de Madrid, donde Liverpool FC derrotó 2-0 al Tottenham Hotspurs y se consagró campeón de la UEFA Champions League. Los Reds se impusieron con oficio, desnaturalizaron y maniataron a su rival, quizás sin la vehemencia y la claridad con la que jugaron toda la temporada pero con un plan muy efectivo para alzar el trofeo.

El inicio no pudo haber sido más impactante, ya que al minuto de juego el árbitro Damir Skomina sancionó un penal a favor del equipo de Jürgen Klopp por una mano de Moussa Sissoko en el área que cortó un centro de Sadio Mané. Fue el futbolista egipcio Mohamed Salah, el mismo que la temporada pasada tuvo que salir del césped por una lesión en el hombro y vio la derrota desde el vestuario, transformó el penal en gol. Iban tan solo en dos minutos de partidos los Reds ya estaban en ventaja.

Tras el gol tempranero de Salah, ambos equipos empezaron a ejecutar sus planes. Los Spurs intentaron atacar desplegando a sus laterales, Kieran Trippier y Danny Rose, y generando espacios en el centro con la movilidad de Dele Alli, Christian Eriksen y Heung-Min Son por detrás de Harry Kane, que volvió al equipo titular. En tanto, los de Klopp apelaron al poderío del tridente Salah-Firmino-Mané, con el apoyo de los interiores, Wijnaldum y Henderson.

En las salidas del Tottenham, el Liverpool apostó a cercar el perímetro de Winks y Sissoko para que eviten conectar con el surcoreano Son, el jugador más desequilibrante del elenco del norte de Londres. Al recuperar el balón, los Reds eligieron salir con balones largos para que Mané y Salah exploten los espacios, pero sin demasiado éxito.

Con menos de media hora por delante, Pochettino se vio obligado a mover piezas para ir en busca del empate y decidió sacar a Harry Winks, su mediocentro defensivo, para darle lugar el brasileño Lucas Moura, un delantero vertiginoso con el que podía cambiar el destino del juego. Tenía más del 60% de posesión pero no podía traducirlo en peligro. El Liverpool poco a poco fue posicionándose 4-4-1-1 con Salah como hombre más adelantado, por lo que el DT argentino mandó al campo de juego a Fernando Llorente.

Pero no fue el ‘9’ español el que marcó el segundo gol, fue el centro delantero por el que apostó Klopp, el mismo que le marcó dos goles al Barcelona en Anfield en una eliminatoria histórica. Divock Origi aprovechó la segunda jugada de un tiro de esquina para liquidar el partido en el minuto 87. Su valioso gol, más una gran tapada del portero brasileño Alisson, terminaron de sentenciar el 2-0 que consagró al Liverpool campeón de Europa.

Así conoraron os Reds intentarán coronar una temporada que hasta ahora tiene un gusto agridulce, ya que pese a cosechar 97 puntos no pudo consagrarse campeón de la Premier League.

Liverpool, que es el tercer club más ganador de esta competencia al igual que Bayern Munich y Barcelona con 5 (arriba están Milan -7- y Real Madrid -13-), buscará sacarse la espina que les quedó en la edición pasada, tras caer por tras caer por 3 a 1 con el Merengue en el Estadio Olímpico de Kiev.

El que también intentará obtener revancha es Klopp, quien fue derrotado en las dos finales que disputó. La mencionada, ante el Real Madrid de Zinedine Zidane, y otra cuando era el técnico del Borussia Dortmund. En esa ocasión fue derrotado por el Bayern Múnich de Jupp Heynckes. Vale recordar que tampoco se pudo consagrar en la Europa League 2015/2016 ante Sevilla.

Tomado de Infobae