Luka Modric es el nuevo Balón de Oro, un galardón que añadido al The Best y al premio a mejor jugador del mundial completa una trilogía que le sitúa ya en los puestos más nobles de la historia del fútbol. Para siempre quedará que fue un veterano croata de 33 años, niño de la guerra de los Balcanes, quien acabó con el duopolio Cristiano-Messi.

Modric, visiblemente emocionado, señaló nada más recoger el trofeo: «Es un sentimiento único y un honor. Tengo muchísimas emociones difícil de expresar. Déjame dar las gracias a los que me han ayudado, a los compañeros de equipo y entrenadores del Real Madrid, y a todos los que trabajan en el club. También a entrenadores y compañeros de la selección de Croacia, a mi familia, mujer e hijos, que me llenan como persona y me ayudan en todos los aspectos. De niños todos tenemos sueños, mi sueño era jugar en un gran equipo y ganar trofeos. El balón de oro es más que un sueño. Así que es un honor y un privilegio recibir este trofeo hoy. Si he ganado es porque he hecho algo especial este año».

En París, la ciudad donde precisamente el PSG ha reunido a dos candidatos a ese Balón de Oro, Modric recogió ese trofeo, seguramente uno de los más bonitos de los que se entregan en el planeta fútbol. Ganó en la casa de la campeona del mundo, por delante de su ex compañero Cristiano Ronaldo y de su rival rojiblanco Antoine Griezmann, que ya al llegar a la alfombra roja dejó un recado. «A lo mejor es que la Copa de Europa es más importante que el Mundial».

Junto con su mujer y sus tres hijos, sus padres, visiblemente emocionados, arropado también por el club, con Florentino Pérez en primera fila, Modricmostró esa sonrisa de buen tipo que le caracteriza en el exuberante Grand Palais. Es difícil, por no decir imposible, encontrar a algún miembro de la industria futbolística que hable mal de Lukita, como se le conoce en el vestuario del Madrid.

 

Vía Marca