Real Madrid volvió a dejar dos puntos tirados en el momento más inoportuno. El equipo merengue, que ya tenía difícil dar alcance a los punteros Barcelona y Atlético de Madrid, se queda con 44 unidades, a cuatro de los líderes – que podrían aumentar a siete en un par de semanas, cuando Barcelona dispute el encuentro que tiene pendiente ante el Sporting de Gijón.
El tropezón de este domingo deja al Madrid con pocas esperanzas para poder seguir luchando por el título de Liga – si es que aún tiene alguna – y si no adquiere regularidad fuera de casa, tiene casi imposible optar al título.
El cambio en el timón de hace poco más de dos semanas tuvo un efecto inmediato en el ambiente, demasiado tenso y viciado bajo el mando de Rafa Benítez, y en la percepción de la grada, que recuperó la esperanza de pelear por algo en la campaña. Pero aún es demasiado reciente para que se empiece a notar una mejoría substancial en cualquier otro aspecto; por ejemplo, en el plano físico, algo que ya advirtió Zinedine Zidane en la víspera, cuando señaló que su plan para recuperar al equipo (una de sus prioridades) no ha terminado de dar frutos y le queda una semana más de trabajo específico para empezar a ver resultados.