El Real Madrid se impuso al Al Jazira (1-2) y accedió a la final del Mundial de Clubes, donde el sábado (18.00, La1) se medirá al Gremio brasileño. Lo hizo en un partido que rozó lo surrealista, en el que nada de lo que ocurrió parecía estar dentro de lo normal. Entró a la cita el Madrid como se esperaba, siendo aplastantemente superior a su rival, que se fio a su portero y dejó descolgados a sus dos delanteros por si tocaba correr, su mejor arma, al parecer desconocida para Zidane.
Le funcionó todo al Al Jazira, especialmente la fortuna. Se hinchó a fallar el Madrid. Lo hizo al principio, entremedias y al final, viéndoselas con los palos y especialmente con el portero Khaseif, que en los 47 minutos que estuvo sobre el Zayed Sports City Stadium lo paró absolutamente todo. Ni el VAR quiso aliarse de primeras con el Madrid privándole de un gol de Casemiro.
Todo lo contrario fue el guion del Al Jazira. Un Contragolpe, la segunda ocasión, el primer tiro a puerta y sorpresón en Abu Dabhi. No se entendió la zaga blanca, perdió de vista el balón y cuando Varane y compañía se quisieron dar cuenta Romarinho ya había encontrado posición de remate con un buen recorte.
No falló el brasileño, que culminó la proeza con un certero remate al palo largo. Del accidente no repuso el Madrid hasta el segundo tiempo. Primero el VAR le libró de un susto mayor al anularle el segundo tanto a los de Ten Cate y después Cristiano calmó los ánimos. Todos menos los de Benzema, desesperado, negado a gol, estrellando un balón tras otro a la madera. No culminaba el Madrid y entonces apareció Bale. 15 días después de su media hora ante el Fuenlabrada, Zidane volvió a dar minutos al galés y en su primer balón la metió para dentro, liberó al Madrid y certificó el pase a la final del Mundial de Clubes.
Vía El País