El Barça despachó la eliminatoria en media hora demoledora, rozando la perfección. Con y sin balón. El tanteo apretado de la ida, más el precedente liguero, preparaban una noche bien distinta a la que decretó Messi, acompañado por todo el grupo, con Alba a la cabeza. Un vendaval incontenible en media hora memorable que despedazó al Celta.
Llegó pronto el primer tanto, pero no cogió a nadie desprevenido. En 12 minutos había protagonizado Messi cuatro acciones para rondar el gol. Pidió un penalti, sirvió a André Gomes que no llegó, se escapó tras un gran pase de Iniesta, y Sergio le detuvo un tiro seco. La primera conexión con Alba tradujo el aplastante dominio azulgrana con la fórmula de siempre: Llegada del 18, centro sobre la frontal y remate de zurda a un toque de Leo.
Por si no había quedado claro, el 10 insistió dos minutos después desde la derecha. Lanzó la diagonal, pivotó sobre Alba que le devolvió la pared y remate raso a la red. Con el 2-0 al cuarto de hora, el Barça había aplastado a su rival.
Conviene recordar que el pasado año Jordi Alba perdió de forma paulatina presencia en el once inicial de Luis Enrique.Tanto que resultó evidente el distanciamiento con el lateral, poniendo por encima argumentos que poco tenían que ver con el aspecto deportivo.Porque la sociedad del lateral con Messi no es nueva. Lo que plantea dudas es si resulta más importante para el lateral la marcha del entrenador asturiano -recuerden, Unzué era su segundo-, o la de Neymar, que le despejó por completo la banda. Sin el brasileño y con la lesión de Dembélé, la solución de Valverde mejoró el plan inicial.
El 3-0 planteó aún más interrogantes. Porque es difícil encontrar un pasador capaz de medir distancia, tempo y potencia de un servicio con más exactitud que la que lució el 10 para colocar a Alba de cara a Sergio. .La resolución del lateral resultó brillante. Amagó con el pase a Suárez y colocó junto al poste. Aunque Coutinho llega para incidir en el pase desde tres cuartos y a Dembélé se le espera en el extremo, no parece necesario su concurso.
Es verdad que en noches así el Barça es irresistible, pero el Celta colaboró lo suyo. Defendió con blandura, sin agresividad, y entregó la pelota sin parar a los barcelonistas, especialmente en la primera media hora. Ni faltas. Asumió su destino y se entregó sin resistencia. Como en el 4-0, con un pase atrás estrambótico de Pione que aprovechó Suárez. Tal fue la inferioridad que Unzué retiró al descanso a Aspas y a Wass. Nos rendimos.
El segundo tiempo sirvió para reservar a los cracks, en otro ejercicio de sentido común de Valverde. Retiró primero a Messi, Camp Nou en pie, y después a Iniesta, otra vez arriba toda la gent blaugrana. Entraron Dembélé y Arnaiz, también convenientes. El primero por las ganas que tiene el Camp Nou de festejar sus carreras. En una partió de su campo y buscó resolver ante Sergi Gómez, que le taponó, con compañeros mejor colocados. El talaverano, máximo goleador de la Copa, recibió el premio a sus servicios en duelos anteriores y disfrutó de casi media hora copera. En función del sorteo de hoy tendrá o no continuidad.
La caída de ritmo en el partido permitió al Celta dejar el estadio con un resultado amplio pero decente, aunque encajase al final la manita en un lamentable descuido de Rakitic en el área, y el Barça no consintió ni un tiro a portería. Buena despedida de Mascherano, útil a la causa hasta el último día. La mejor actuación coral del Barça en lo que va de año en el último día del ‘jefecito’, como corresponde a un excelente jugador de equipo.
Vía: Diario Marca