A los 16 años de edad, la gran mayoría de las chicas está enfocada en cuestiones muy propias de su generación:música, una serie especial, una película, la forma de vestirse… lucir bien y a la moda.
Otras, muy pocas por cierto, tienen otras prioridades en su vida en esta etapa de adolescente. Para Marissa Thompson, quien compartió sus experiencia en una visita a las instalaciones del Comité Olímpico de Panamá, el deporte es una de sus prioridades, junto con los estudios.
Y la disciplina que le apasiona no es común, ni popular, pero para ella, es lo es todo.
«Practico el deporte ecuestre. Es mi pasión desde niña. Lo amo y hago cualquier sacrificio por él», destacó Marissa Thompson, de solo 16 años, y que se alista para afrontar el primer gran desafío en su vida deportiva.
Es la primera clasificada por Panamá para competir en los III Juegos Olímpicos de la Juventud de Verano, a celebrarse del 6 al 18 de octubre de este año en Buenos Aires, Argentina.
Marissa practica el deporte ecuestre, en la modalidad de salto. Para ella, estar en su primera gran competencia en un nivel olímpico para jóvenes entre los 15 y los 18 años representa una oportunidad que solo llega una vez en la vida.
«Es un honor», comentó la jovencita. «Siento que además es una responsabilidad, porque voy a medirme ante otras competidoras», destacó.
Perteneciente al Club de Equitación Castilla de Oro, entrena con Giovanni Solares, con quien debe trabajar en Guatemala, pues allí es donde vive el acondicionador. Entrena con tres caballos a los que conoce y con los que practicas las rutinas propias de la competencia de salto ecuestre.
«Monto todos los días, tengo pruebas al menos dos veces al mes», explica la chica.
Su rutina de entrenamiento incluye acondicionamiento físico en el gimnasio, a fin de mantener una condición adecuada para la competencia, así como un peso ideal.
«Durante el entrenamiento, buscamos que exista un balance entre el caballo y mi cuerpo; es una exigencia que se complementa para obtener el mejor rendimiento en la competencia», explicó la joven atleta.
Trabajo, esfuerzo, y compromiso. Son tres premisas que Marissa Thompson conoce muy bien, y con las que comulga cada día en busca de mantenerse siempre lista para la competencia.
Y por supuesto, la mirada de la joven cabalgadora está puesta en lo que puede ofrecerle al país desde la montura del ejemplar que le toque en el sorteo, midiéndose a otras 23 competidoras de distintas partes del mundo.
«Estos juegos son una experiencia que nunca voy a olvidar; pero no se termina allí, seguiré trabajando y mejorando porque sé que estoy iniciando un ciclo de competencias del que me gustaría obtener una clasificación a los Juegos Olímpicos en Tokio, y seguir compitiendo por el país en el mejor nivel», precisó.
Para lograr estos objetivos, cuenta con el respaldo, el primera instancia, de sus padres, quienes han fomentado en ella el amor y respeto por el deporte que practica.
«También tengo que agradecerle al Comité Olímpico de Panamá por todo el apoyo que me están brindando, así como a mis patrocinadores. Espero seguir adelante en el deporte ecuestre y con el sueño de poder representar a Panamá, dejando en alto el nombre del país», indicó.
Con el compromiso olímpico en camino, Marissa quiere que esta primera participación en este tipo de competencias deje huellas, y sea ejemplo para sus congeneracionales.
«Escogí la equitación porque es un deporte muy peculiar. Haces una conexión con el caballo y esto se convierte en un equipo que se vuelve luego un solo elemento. Hay que trabajar de la mejor manera, y hacerlo con la mira en superarse cada día. Eso te lleva a la excelencia, que es a donde todos los atletas esperamos llegar.Trabajar y no perder el objetivo, para mí es lo más importante».
Con este mensaje, Marissa Thompson deja claro que está perfectamente consciente de la responsabilidad que ha asumido al representar a Panamá en unos Juegos Olímpicos de la Juventud, teniendo como su norte competir con dignidad, siendo las claves para lograr el éxito dentro y fuera de la competencia.
vía Comite Olímpico