Noche bestial del Barça en el Camp Nou para meterse, por la puerta grande, en cuartos de final de la Champions. El conjunto barcelonista, con un fútbol brillante por momentos, mandó a casa con una ‘manita’ al Olympique Lyonnais, que sin embargo hizo sufrir al barcelonismo a la desesperada durante un cuarto de hora de mucha tensión, al inicio de la segunda parte, una fase del partido que desembocó en el 2-1, cuando el Barça ya había tenido ocasiones de sobra para ir goleando en el marcador. Hubo la dosis justa de sufrimiento y el Olympique llegó a soñar, pero al final los goles de Messi (2), Coutinho, Piqué y Ousmane Dembélé meten al Barça en cuartos. El Barça no ha fallado.
Es una noche para recordar, con un fútbol de altísimo nivel en el primer tiempo. Después, esa fase en que hubo que apretar los dientes y un tercer capítulo en el que Messi, que fue el de las grandes noches, el mejor del mundo, desarboló por completo a la defensa francesa para sentenciar. Finalmente no jugó Dembélé y Coutinho, el controvertido Countinho, fue titular al lado de Messi y Suárez en un 4-3-3 de corte clásico barcelonista, con Arthur en la media, Sergi Roberto en el lateral derecho, Lenglet de regreso en el eje central y sin Arturo Vidal, en la reserva para reavivar la chispa cuando el fuego se apagase. Y Coutinho respondió a esa confianza del técnico en un gran primer tiempo, plenamente integrado en el juego de un Barça vestido con sus mejores galas, con presión alta asfixiante a la defensa lionesa, totalmente desbordada en un primer tiempo que debió acabar con goleada, ritmo alto de balón, pases inteligentes entre líneas y llegadas con mucho peligro. No tiene precio para este equipo la capacidad de pelea de Suárez, clave en la generación de prácticamente todo el juego ofensivo.