En un final increíble y de película, Boca le ganó por 1-0 un partido sufrido a Gimnasia y Esgrima La Plata y se consagró campeón de la Superliga en la última fecha.
Un campeonato que tiene sin dudas un sabor especial: River venía liderando la tabla desde el comienzo del año, y llegaba a esta jornada con un punto de diferencia sobre el Xeneize.
Pero los de Gallardo no pudieron ganar en Tucumán ante Atlético, empataron 1-1, y los de Miguel Angel Russo sumaron un título que parecía imposible de lograr hasta hace poco.
Porque el River de Gallardo venía con paso firme y con la solidez de los últimos tiempos. Sin embargo esta vez, tras varios festejos millonarios en los últimos tiempos, el fútbol sí dio revancha.
El partido ante el Lobo fue sin dudas uno de los peores de Boca en esta etapa de Russo, donde el local se mantiene invicto.
Los nervios y la obligación de ganar y esperar les jugó una mala pasada a los jugadores, ante un Gimnasia, el de Maradona (fue homenajeado en el arranque del partido), necesitado por el promedio del descenso que se plantó bien atrás y le cerró los espacios.
Pero a los 27 minutos del complemento apareció el goleador de este ciclo, un inesperado goleador: Carlitos Tevez (6 goles este año), quien sacó un fuerte remate que tuvo algo de colaboración del arquero Broun, para poner el 1-0 final.
Después, todo fue esperar lo que pasara en Tucumán con River, que no podía ante el equipo de Zielinski, nuevamente verdugo de los de Núñez (el Ruso fue el DT de Belgrano cuando el Millonario se fue a la B Nacional).
Una parte del título lo merece festejar Gustavo Alfaro, sin dudas, quien dirigió hasta el final del año pasado y dejó al equipo en carrera. Pero está claro, la llegada de Russo le dio a este conjunto el vuelo futbolístico que le faltaba.
Apareció un Boca con más vocación ofensiva, con algunos movimientos de puestos (Campuzano, la llegada de Pol Fernández, la recuperación de Fabra, la confianza de Villa y un Tevez jugando de nueve) que fueron clave para esta consagración.
Parecía que otra vez River amargaba a Boca, pero esta vez el Xeneize, en el arranque de la nueva conducción dirigencial con Riquelme como vicepresidente, se dio el gusto de festejar en un final increíble.
En la última fecha tuvo su revancha ante el clásico rival. Y se merece el festejo.