Doce grandes clubes europeos de fútbol oficializaron el lanzamiento “en agosto” de su Superliga Europea, una competición privada que chocará con la Champions League, lo que supone una declaración de guerra a la que la UEFA que prometió este domingo responder con duras medidas contra esos clubes y sus jugadores, siendo la más grave, la imposibilidad de jugar con las selecciones nacionales.
“Doce de los clubes europeos más importantes anuncian haber cerrado un acuerdo para la creación de una nueva competición, The Super League, gobernada por sus clubes fundadores. AC Milan, Arsenal, Atlético Madrid, Chelsea, FC Barcelona, Inter Milán, Juventus, Liverpool, Manchester City, Manchester United, Real Madrid y Tottenham se han unido como clubes fundadores”,
“La temporada inaugural comenzará tan pronto como sea posible”, añade el texto, sin fijar un calendario preciso. Este proyecto, explican sus promotores, está destinado a “generar recursos suplementarios para toda las pirámide del fútbol”.
El primer presidente de The Super League es el español Florentino Pérez, presidente del Real Madrid.
“Vamos a ayudar al fútbol en todos los niveles, para llevarle a ocupar el lugar que merece. El fútbol es el único deporte global (…) Nuestra responsabilidad como grandes clubes es satisfacer las expectativas de los aficionados”, dijo Pérez, citado en el comunicado.
El italiano Andrea Agnelli, patrón de la Juventus, será vicepresidente de esta Superliga.
Este nuevo torneo se jugaría a mitad de semana (principal razón por la que UEFA está en contra de la creación de este torneo) y contaría con 15 clubes fijos cada temporada en este certamen y 5 más que clasifiquen de acuerdo a sus posiciones en sus respectivas ligas domésticas, además su idea es seguir participando en sus ligas locales.
De crearse este nuevo torneo, la UEFA analiza sanciones sumamente duras contra estos clubes. Se analiza la suspensión de los clubes en sus ligas y torneos domésticos, así como la anulación de su participación en la Champions League o Europa League y los jugadores que participen podrían ser sancionados con la prohibición de participar con sus selecciones nacionales en torneos FIFA.