Resulta insólito pensar en que se pueda llevar adelante una actividad deportiva en medio de una pandemia como la del coronavirus. Sin embargo, en Nicaragua , se realizó una velada de boxeo en el gimnasio Alexis Argüello con varias medidas de prevención, pero con muy poco público en las tribunas. La velada contó la promoción gubernamental, que incluyó entrada gratuita.
Los aficionados al boxeo observaron que en la pelea estelar, Robin Zamora se impuso por puntos frente a Ramiro Blanco por decisión unánime. Pero lo que acaparó la atención en la realización de la velada fue el protocolo por la enfermedad: casi todos los boxeadores llegaron hasta el cuadrilátero con barbijos y se los quitaron únicamente al comenzar el combate.
Las mascarillas debían ser utilizadas por todos lo que estaban en el gimnasio. Los asistentes de los boxeadores no se las quitaron nunca y también debían mantener los guantes de látex, incluso, los árbitros y el presentador, también subieron al ring con sus barbijos.
Para el público también se establecieron normas para el ingreso al lugar, ya que debían entrar con un barbijo, les tomaban la fiebre en la puerta del gimnasio y todos tenían que desinfectar las suelas de sus zapatos en una alfombra con cloro, así como sus manos con alcohol. Las personas que registraron temperaturas corporales sobre los 37 grados fueron rechazadas.
Adicionalmente, los visitantes fueron obligados a mantener el distanciamiento social de al menos un metro y medio, incluso en las butacas, tal como había anunciado el promotor de la velada, Rosendo Álvarez.
Dichas medidas contradijeron la política de no restricciones ni prevención ante la pandemia establecida por el presidente Daniel Ortega, cuyo Gobierno garantizó que la velada fuera transmitida a nivel internacional. Si bien esta fue la velada que se quedó con la atención de todos se disputaron otras cuatro en Nicaragua promovidas por el Gobierno, con 16 peleas cada una, y en las que no se informó sobre medidas de prevención.
El Covid-19 es un tema que causa controversia en Nicaragua, ya que el Gobierno únicamente reconoce 12 casos confirmados de la enfermedad, con tres muertos, y sin transmisión local comunitaria, pese a que ignora las recomendaciones de la OMS.
Vía: La Nación