El Barcelona solventó sin ningún problema su clasificación para los cuartos de final de la Copa del Rey imponiéndose al Espanyol en un desangelado partido, en el que la dureza apareció en algunos pocos, pero exagerados, lances con Messi como objetivo y que se decidió con un gol de Munir asistido, no podía ser otro, por Messi en la primera mitad y cerrado por el propio canterano en la recta final del partido.
El Espanyol, con una alineación absolutamente revolucionaria respecto a los últimos partidos de Liga, apareció en escena con el ánimo de plantar cara al campeón. Entendiendo que remontar el 4-1 de la ida era una tarea utópica, el equipo de Galca quiso mostrar mejoría ante sus seguidores, pero no tardó en darse cuenta de su inferioridad futbolística, lo que le hizo ir a remolque ante el dominio del rival.
Sancionado Suárez y reservado Neymar, a Messi le puso como acompañantes Luis Enrique a Arda y Munir en el ataque, pero los defensas blanquiazules parecieron tener ojos solamente para Leo, quien recibió entradas de todos los colores, mayormente de Álvaro, quien pudo ser perfectamente expulsado.
A la media hora de partido, con el muslo dolorido tras un golpe fuera de contexto de Álvaro, Messi se sacó una asistencia excepcional a Munir, quien salvó con elegancia la salida de Bardi y picó el balón ante el desespero de Ciani. Ya no había nada a decir.
A partir de ahí el grupo de Luis Enrique pretendió enfriar los ánimos a través del toque, con calma ante un rival que le perseguía con ganas pero sin fortuna. Y con toques de poca o nula deportividad, con el capitán Álvaro en lugar destacado con una entrada a la rodilla del 10 azulgrana que pudo provocar un susto.
Nada comparable, sin embargo, a la agresión de Caicedo a Ter Stegen, en una jugada en la que el delantero ecuatoriano entró de forma desmedida al meta germano, clavándole el hombro en la cara y haciéndole sangrar por la boca.
Jugadas contadas que quitaron calma al derbi menos intenso de esta serie y que en la segunda mitad fue absolutamente dominado por el campeón, que a través de la posesión se bastó para apagar a un Espanyol cada vez más entregado y que las dos ocasiones que tuvo las estrelló ante Ter Stegen… Y que por medio de Álvaro siguió atizando a Leo.
Bardi, el meta italiano que ocupó la plaza de Pau López, también fue protagonista para bien, salvando varias ocasiones a Messi… Pero no pudiendo evitar el 0-2 de Munir cuando el partido ya acababa.
No hubo tiempo para más. Ni para que Álvaro persiguiera a la Pulga ni para que el Barça alcanzase el 0-3 que buscó darle Vidal, asistente del segundo, al feliz Munir.