Se jugaba un día más de la Euro 2024 e iniciaba la jornada entre las selecciones de Inglaterra y Eslovaquia.

Un partido donde se tenían muchas expectativas de cara a Southgate porque su equipo no demostró mucho en la fase de grupos, pero para poner más drama el arranque era de terror. Hacía temblar a Southgate una Eslovaquia valiente, con sendas aproximaciones, una clarísima que se fue abierta por centímetros a los 5 minutos y la más evidente, a los 12, un remate de Haraslin que salvaron los zagueros ante la pifia de Pickford.

Pasarían 20 minutos antes de que Bellingham encendiera la ilusión y, tras la recuperación de Rice, se animara a un centro peligroso. Toda una señal.

Pero Eslovaquia hacía más y lo pondría en el marcador a los 25 minutos tras una veloz salida, pase profundo a Shranz y definición impecable en el mano a mano. Pudo ser penalti, pero en Europa no especulan con nada y prefieren siempre el gol… vale la pena la lección.

Y vino la reacción inglesa otra vez con Bellingham, el único con algo de rebeldía, pero a quien en realidad le faltaban socios, pues ni Foden ni Kane conectaban con él y era toda una aventura más bien solitaria. Es el lío de tanta individualidad y tan poca noción de equipo al que Southgate no le encuentra solución.

El segundo tiempo parecía el de la reacción, con la primera asociación entre Kane y Foden que increíblemente atrapó adelantado a este último en la definición (no se puede creer semejante distracción en un delantero de élite) y, a instancias del VAR, se anuló la posibilidad del empate. Lo gritaron y todo, pero era evidente el offside.

El propio Kane intentaría en la siguiente jugada, pero le desviaban la pelota cuando parecía vencer al portero y entonces otra vez, el juego espeso, el cansancio de la falta de sociedades, esas que sí aceitaba Eslovaquia, decidida a defender con la vida su ventaja y casi ilusionada con un segundo gol en un impactante error en la salida inglesa a los 53, que Strelec impactó desde la mitad del campo y por poco sorprende a Pickford.

Entonces Southgate y su invento: tras la lesión de Trippier decidió retrasar y enviar a Saka de lateral izquierdo (su desconcierto era total) y a Palmer a la otra punta, un arranque por sumar más hombres a la ofensiva ante un rival con doble línea de cinco. Si salía era un genio, pero si no…

Jugaban en contra la desesperación, la impotencia, el agotamiento y hasta la mala suerte de los ingleses en el tremendo remate de Rice que se estrelló en el palo y que se le fue elevado a Kane en el rebote, ya a los 80 minutos de juego. Así, imposible.

¡Pero espere! Como es fútbol y como al final el talento no pelea con nada, apareció Bellingham, el distinto, el rebelde, y el que les estaba debiendo a los suyos una mejor presentación, con un milagro: de chilena marcó a la salida de un tiro de esquina, a los ¡90+6’!, el gol que llevó el cruce al alargue tras el 1-1.

Y arrancó un mini partido en el que por fin apareció Kane en el área para aprovechar el remate de Bellingham, el mal rechazo, el primer cabezazo de Ghehi y el segundo suyo, para gritar el 2-1, en el primer minuto de juego y ante el agotamiento total de los eslovacos.

Así, después de una mediocre fase de grupos, con solo dos goles anotados y muchas dudas en la confección del equipo, Inglaterra, el eterno candidato y el que fuera finalista en la pasada Euro, se metió a los cuartos de final sin llegar a lucir como un equipo confiable, sufriendo las locuras de Southgate en el banquillo y siempre padeciendo más de la cuenta.

Inglaterra se enfrentará en 4tos de final a Suiza.