Barcelona se adueñó del derbi contra Espanyol en el RCDE Stadium (0-4) con un monólogo que inició y cerró Lionel Messi de falta y al que contribuyeron Dembélé y Luis Suárez, un repertorio ofensivo incontestable para el anfitrión, superado en todo momento.

Al descanso los blanquiazules ya perdían por un contundente 0-3 y en la reanudación no pudieron sobreponerse. De hecho, fueron varios los aficionados pericos que abandonaron su asiento. El resultado, además del fuerte varapalo, supone la cuarta derrota seguida de los locales en LaLiga Santander, confirmando su peor dinámica del curso.

Los blanquiazules intentaban maquillar su imagen y Rubi alineó a más jugadores ofensivos. Óscar Duarte incluso marcó el 1-4, pero el VAR, tras una larga deliberación, lo anuló por fuera de juego. No era el día del Espanyol, que había perdido muchas de las señas de identidad que le han colocado en la zona noble de la tabla.

El partido se había convertido en casi un monólogo del Barcelona. El anfitrión hacía muchos minutos que había dicho adiós al partido. El ambiente en el RCDE Stadium se había apagado y el Barcelona jugaba sin preocupaciones, buscando el quinto de la noche con las gradas cada vez más vacías, que no llegó.

VÍA: El Comercio