Dos tantos anulados al Atlético y un resbalón de Griezmann dejaron atónito al Metropolitano. Los ajustes y la conexión Correa-Depay concedieron el pase a los locales, culminando en una jugada colectiva.
Ni Simeone ni Quique lograron inclinar la balanza. Las defensas superaban a los ataques. Con una doble línea de cinco, la batalla estratégica estaba equilibrada y en el campo, el Atlético mantenía mayor posesión, pero las oportunidades escaseaban.
Parecía que la muralla defensiva de los sevillanos era infranqueable, pero la apertura vino desde Holanda. La conexión Depay-Correa resultó fundamental. El argentino se deslizó entre los centrales sevillanos y después de una acción personal, una de las alternativas viables, dejó el balón para que fuera empujado. Depay, tras el pase decisivo, no falló y provocó la euforia en el Metropolitano.