Tomando su posición familiar en la lomita del Yankee Stadium, Mariano Rivera lanzó su famosa recta cortada a su hijo, Mariano Jr.

Fue alta y afuera, pero a nadie le importó.

El lanzamiento se produjo el sábado durante un homenaje previo a un partido de los Yanquis para el mejor taponero en la historia de las Grandes Ligas, y coronó el “Verano de Riviera”. Ha sido un período que vio al panameño batear un jonrón dentro del terreno y llevarse un salvamento en su debut en el juego anual de Veteranos de los Yanquis e ingresar al Salón de la Fama como la primera selección unánime.

«Estoy feliz de que estuve bien”, le dijo Rivera a la muchedumbre.

Su placa en el Salón de la Fama fue mostrada en el terreno y los hinchas pudieron después tomarse fotos junto a ella.

«Para mí, es la culminación de todo”, dijo Rivera, de 49 años sobre la celebración con los fanáticos de los Yanquis. “Desde los inicios humildes hasta hoy, no hay nada más que pueda hacer”.

Luciendo una chaqueta azul, Rivera fue llevado en un carrito alrededor del terreno y saludó a la muchedumbre en las gradas.

Se mostraron mensajes en video de sus excompañeros Andy Pettitte, Jorge Posada y Derek Jeter. Los astros de los Indios de Cleveland Yasiel Puig y Francisco Lindor se sumaron al manager Terry Francona y varios otros jugadores en los escalones de la banca aplaudiendo a Rivera al pasar.

Rivera bromeó con Francona en su discurso de tres minutos.

AP