Tantas veces rey, el Real Madrid parece ya haber perdido totalmente su condición. El Santiago Bernabéu ya no parece su fortaleza en las rondas KO, hoy es un campo en el que cualquiera puede poner en jaque al club más ganador de la Champions League. Tal cual Ajax, Brujas y PSG, el equipo de Zinedine Zidane concedió mucho en caso y el Manchester City sueña con dar el gran asalto en la que competencia que lo podría perder en las próximas dos temporadas.

En una primera parte con mucho recelo y poco atrevimiento, fue Vinicius el jugador que más agitó, el que más lo intentó, el que menos preciso estuvo, pero aquel que rompería la lata con aquella velocidad y potencia que lo hacen imparable y mortal cuando está certero.

La lesión de Aymeric Laporte dejó al Manchester City sin su mejor hombre y la visita lo pagó caro. Otamendi y Rodri se llenaron de dudas en una salida de balón, Modric apretó, Vinicius galopó y habilitó a Isco para que el malagueño, pura frialdad en el área, venza a Ederson.

El partido exigía una revolución y Pep Guardiola acertó con Raheem Sterling. El extremo inglés, cuya presencia estuvo en duda por lesión, le dio mayor desequilibrio y profundidad al Manchester City por izquierda, aparte de activar a dos jugadores determinantes como Kevin de Bruyne Gabriel Jesus. El primero supo atraer marcas en el área, aguantar y sacar un centro preciso para que el segundo defina de cabeza.

El Real Madrid recibió un mazazo del cual nunca se recuperó y, para colmo, estaba lejos de acabar porque Sterling encaró a Carvajal en el área y el lateral cometió penal. De Bruyne pidió el balón, engañó a su compatriota Courtois y decretó la remontada en el Santiago Bernabéu.

Ahora bien, nunca hay que dar por muerto al Real Madrid, pero cuando el equipo de Zidane no está bien, se le acumulan las imprecisiones. Casemiro -de discreto partido- se equivocó groseramente, Gabriel Jesus se escapó con dirección al área y Sergio Ramos solo pudo evitar el 1-3 inmolándose.

Manchester City dio un golpe de autoridad y se ilusiona con, esta vez sí, dar el batacazo en la Champions League. El Real Madrid deberá apelar a la épica para imponerse en la vuelta del próximo 17 de marzo y todavía hacerlo sin Sergio Ramos ni Eden Hazard.