Ser visitante es complicado en cualquier escenario del mundo. Para Panamá, especialmente ha representado ciertas dificultades y eso se presintió desde que llegó el día del partido.
La tensión, el nervio, las ansias, las incertidumbres… Tanta emoción encontrada se palpitaba tanto en fanáticos como periodistas que esperaban todo menos un partido aburrido.
Llegar al palco de prensa era punto y aparte. La sección panameña era superada en número por hondureños que sabían que era ‘matar o morir’. Algunos intentaron unirse en los coros de la barra, y lo consiguieron. El gol de Elis y el posterior tanto de Moya volvía unísono al Metropolitano. Los colegas panameños nos mirabamos. No entendiamos nada. La poca afición istmeña tampoco. Todo pintaba para peor.
Y de repente: Los cambios. Bien leídos para atacar y al menos para no morir con las botas puestas. La Selección no creyó en nadie y el sorprendente error de Figueroa y la definición de Waterman convirtieron el carnaval catracho en una misa. Se escuchaba el «VAMOS!» del banquillo, de la zona de prensa, de la tribuna Panameña… Posiblemente el de miles de panameños en sintonia del partido.
De la misma nada, llegó el segundo. Yanis hizo un golazo. Los hondureños lo reconocieron; nosotros, los panameños, lo repetimos con euforia. Las caras en todo el Estadio cambiaron de repente. Varias bocas abiertas por incredulidad, y otras para seguir gritando «VAMOS!» VAMOS!».
Nadie supo a qué hora todo cambió. La historia tuvo un giro que los colegas en palco no podíamos imaginar ni en el libreto de cine más perfecto. Tiro libre! Reclaman roja para López! Empieza a reinar la confusión.
Cobra Davis. Balón a la red. Asistentes del Olímpico se ponen de pie para irse o para agarrarse la cabeza. Hay una pequeña gran excepción: el eufórico grito de los de rojo en la cancha y en la pequeña grada visitante, y una emocionante reacción de los medios panameños que gritaron ese gol como un solo equipo.
Finalizado el encuentro, solo el silbato de Fischer y la celebración de los panameños se escucharon. Panamá logró reescribir una historia en el mejor momento, y aunque para muchos hay cosas muy criticables y cuestionables con lo que se planteo en el partido, lo cierto es que la alegría de una remontada no nos lo quita nadie.
San Pedro Sula, Honduras
Por: Daniel Franco Ospina – Enviado Especial