Harden brilló en la ofensiva de Houston.

Un año después, aunque esta vez una eliminatoria antes, los Jazz volvieron a parecer un equipo sin respuestas para las preguntas que hacen los Rockets. Al menos fue solo un partido (122-90) y ese es el meollo del asunto para los de Quin Snyder, entender que tienen que robar uno en Houston y que dan igual, en lo práctico, el resultado y las sensaciones de los demás.

Ganar uno y no fallar en su pista. Parece fácil, pero es complicadísimo, claro. Tanto que si el miércoles vuelven a imponerse los de Mike D’Antoni el planteamiento volverá a ser el mismo (no fallar en casa y…) pero será muy difícil creer en las opciones de los Jazz. Si no lo es ya… o no lo era antes del inicio de la serie.

Así que los Jazz tienen problemas en los dos lados de la pista: su defensa no pareció eficaz en esa gimnasia especial a la que obliga el enfrentamiento contra James Harden pero su ataque estuvo tan apagado ante los ajustes y cambios constantes de Bzdelik y el juego físico contra Donovan Mitchell que dio la sensación de que poco importaba si aparecía por fin el bulldozer defensivo de un equipo que, al menos, volvió al partido (59-44 al descanso) en el inicio del tercer cuarto (hasta un 66-61) y estaba, entre unas cosas y otras, todavía a 10 ya en el último (83-73). Los Rockets respondieron a cada pequeño punto de inflexión con fortaleza, seguridad y jerarquía. Fueron muy, muy superiores y ni siquiera tuvieron que exprimir a Harden: 33 minutos, 26 tiros (11/26), 29 puntos, 8 rebotes, 11 asistencias.

Los Jazz trataron de replicar algo parecido a la defensa de los Bucks que se hizo famosa en Regular Season por estorbar a Harden, obligándole a atacar desde el perfil derecho y en viajes constantes contra un pívot que ejerce de ancla. Pero Rudy Gobert fue muy agresivo, se alejó demasiado del aro y aparecieron las vías de aguas: las ayudas llegaban tarde sobre todo sin Favors en pista y el colapso para evitar las bandejas dejaba solos a los tiradores: 50% en lanzamiento para unos Rockets con siete jugadores en dobles figuras de anotación.

Mientras, los texanos hacían sudar a Mitchell (19 puntos, 18 tiros, ninguna asistencia y 5 pérdidas) y liberaban a los defensores de cualquier tirador que no fuera Joe Ingles (3 puntos, 1/4): 39% los Jazz con un 26% en triples y 17 asistencias por 18 pérdidas. Ricky acabó con 15 puntos y 6 asistencias y Gobert con 22 puntos y 12 rebotes, pero los Jazz no estuvieron nunca cómodos.

Tomado de as.com