Turquía tiene esperanzas de avanzar como uno de los mejores terceros gracias a la victoria por 0-2 sobre la República Checa. Aunque un tanto impreciso al pase y con deficiencias, sobre todo en defensa, mejoró notablemente con respecto al equipo que se vio desbordado por Croacia y sucumbió ante España sin poder disparar una sola vez a puerta.

Por fin se vio a la joven promesa del fútbol turco y da la sensación de que Turquía pudo salir mejor parado en sus primeros dos encuentros ante Croacia y España, de haber tenido un papel más relevante.

El atacante de 18 años aprovechó bien los 68 minutos que estuvo en la cancha. Asistió a Burak Yilmaz en el 0-1 con un centro precioso y leyendo perfectamente las intenciones de Arda Turan de filtrarle el pase cuando lo vio libre por banda.

Fue de los pocos jugadores en el equipo de Terim que no parecía jugar bajo presión y lo intentaba todo; se volvió un dolor de cabeza para la defensa checa, impuso su ritmo y daba profundidad cuando se movía al a banda.

Ni siquiera tuvo tantos balones (apenas tuvo 15 toques) y aún así fue lo más vistoso del juego tuco. Apenas abandonó el terreno de juego, el equipo se partió aunque también influyó la orden de la banca de replegarse para cuidar el resultado.

Tuvo la mala suerte de enfrentar a dos de los equipos más fuertes del torneo, España y Croacia, antes de tener la oportunidad de disputar un partido más ‘parejo’, y además contra un rival que conoce bastante bien como la República Checa.

En su país les llovieron las críticas, ya fuera por un pobre rendimiento o por estar más preocupados por hacerse ‘selfies’ con las estrellas rivales que por la derrota. Pero en el momento de jugarse el último cartucho, Turquía revivió.

Sus individualidades tuvieron sus momentos de brillo, comenzando por Arda Turan, que se vio más activo en la creación por banda como repartiendo juego. Burak Yilmaz mandó un golazo y Ozan Tufan se curó en salud después de cometer un grave error que permitió que Luka Modric anotara el 1-0 en la derrota contra Croacia.

Tuvieron hasta diez intentos, más que en los dos partidos anteriores, y fueron, sobre todo, efectivos. Solo dispararon dos veces a puerta y marcaron en ambas ocasiones.

Los checos inquietaron poco al arquero Volka Babacan durante casi una hora; no había dominador claro, pero tampoco parecían tener idea de qué hacer con el balón, algo que les ocurrió, también, contra los rivales de mayor renombre.

Pero apenas Turquía se replegó para cuidar el resultado, tuvieron vía libre para intentar la remontada. La República Checa fue un peligro latente en los últimos 20 minutos, pero les faltó acierto en el último pase.

La defensa turca no es, ni remotamente, de las más fuertes del campeonato, pero no supieron cómo compensar la creatividad y sentido dirección que daba el lesionado Tomas Rosicky.

Vladimir Darida y Tomas Necid hicieron un esfuerzo enorme por echarse el equipo a la espalda, sobre todo el primero, que buscó centrar hasta en cinco ocasiones, pero no encontró rematador. Tampoco encontró con quién combinarse para dar continuidad a su juego y perdieron el balón constantemente.

 

Por: ESPN